La segunda edición del Debate presidencial realizado en la Universidad de Buenos Aires dejó un equilibrio entre promesas y propuestas atenientes a la campaña electoral y cruces entre los candidatos.
Un Macri apostando al Sisepuede y «hacer historia», un Alberto marcando cancha «soy el único abogado acá, Macri acusó al padre de corrupto a una semana de fallecido«. Un Lavagana buscando la ancha avenida del medio, Del Caño pidiendo votos para lograr más diputados y Espert y Gómez Centurión a caballo de la lucha contra la corrupción y la inseguridad; cuando al primero le detuvieron a una candidata por robar en un Coto y el segundo fue separado de la Aduana justamente por corrupción.
Los temas urgentes como pobreza, hambre y vivienda acapararon parte de la atención. Macri tiró propuesta para los atribulados deudores de los créditos UVA y Alberto se enfocó en un plan integral para que el país «arranque de nuevo».
La discusión sobre cloacas o comida llevó menos que la que se dio en torno a la corrupción.
Alberto le recordó a Macri que apenas unos días después de fallecido su padre (Franco) lo acusó de corrupto para sacarse de encima cualquier sospecha. Al candidato del Frente Todos le preguntaron si había visto irregularidades y respondió que se había ido del gobierno y no tenía causas en su haber. Todos se olvidaron de decir que Macri asumió el poder estando procesado.
Otra omisión notable fue no recordar el apagón que tuvo lugar el pasado día del Padre cuando el presidente dijo que «tenemos la mejor energía».
Así las cosas, este fue el último cruce total de candidatos de cara al 27 y antes de que comience la veda electoral reglamentaria.