Diputados aprobó la despenalización del aborto

La Cámara de Diputados aprobó y giró al Senado la despenalización del aborto por 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención.

El proyecto fue avalado al cabo de una sesión de casi 23 horas, marcada por el clima de las calles y por un cambio permanente en la tendencia. Es que las proyecciones variaron minuto a minuto, según la evolución de los indefinidos. El “sí” ganó por una diferencia de cuatro votos, que dejó a Emilio Monzó sin el peso de tener que desempatar.

Cuando se acercaba la hora decisiva, la amenaza de derrota se hizo fuerte y las impulsoras de la ley echaron mano a un último recurso: salieron al Salón de Pasos Perdidos para implorar al Gobierno que intercediera en la aprobación del proyecto.

Amanecía cuando la tendencia empezó a revertirse. El puntano José Riccardo (UCR), quien se encaminaba a la abstención, informó que finalmente votaría a favor y se ganó el aplauso más enérgico de la sesión. Casi en simultáneo, el pampeano Sergio Ziliotto (Justicialista) proclamaba en las redes sociales el respaldo de sus pares Melina Delú y Ariel Rauschenberger, quienes inicialmente estaban en contra. Fue el punto de inflexión.

Los discursos de cierre subieron la temperatura de la discusión. Silvia Lospennato (Pro) defendió el dictamen de mayoría y, en medio de un aplauso sostenido, nombró una a una a las históricas militantes del aborto legal. Lo hizo bajo la mirada fija de Elisa Carrió, que se ubicó algunas bancas a su derecha. En contra argumentaron Horacio Goicoechea (UCR) y Marcela Campagnoli (Coalición Cívica).

La sesión inició con una “ola verde” que se propagó con el correr de la tarde. Los primeros tres indefinidos en adelantar su apoyo fueron la santacruceña Roxana Reyes (UCR), el bonaerense José Ignacio De Mendiguren (Frente Renovador), el santafesino Hugo Marcucci (UCR) y el porteño Alejandro García (Pro).

Les siguieron la santiagueña Mirta Pastoriza (Frente Cívico), el fueguino Héctor “Tito” Stefani (Pro) y el misionero Jorge Franco (Frente de la Concordia), que había estado ausente. El caso de Stefani fue particular, pues terminó arrastrando con él a su comprovinciano y compañero de bloque Carlos Roma y fue el voto número 129. La única abstención fue la de Alejandra Vigo (Córdoba Federal), esposa del gobernador Juan Schiaretti.

ABRIÓ EL DEBATE EL PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE LEGISLACIÓN GENERAL, DANIEL LIPOVETZKY (PRO), QUIEN ACLARÓ QUE “NO SE TRATA DE SALVAR LAS DOS VIDAS, SINO DE SALVAR MILES DE VIDAS”, Y ENFATIZÓ QUE “LA LEGALIZACIÓN DEL ABORTO MEJORA LA CALIDAD DE VIDA DE LAS MUJERES ARGENTINAS, Y A PARTIR DE AHÍ NO DEBE HABER NINGUNA DUDA DE HACIA DÓNDE TIENE QUE IR NUESTRO VOTO”.

Asimismo, afirmó que “no hay ningún artículo de nuestra Constitución que prohíba la legalización del aborto”, y que desde el Comité de Derechos Humanos de la ONU “nunca se le dijo a ningún Estado miembro de la ONU que la interrupción voluntaria del embarazo violaba una convención internacional”. Añadió que para la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “el embrión no puede ser considerado persona”.

Desde la otra vereda, pero también en el oficialismo, la presidenta de la Comisión de Legislación Penal, Gabriela Burgos (UCR) aseguró que el proyecto en discusión “no promueve ninguna política; la única que se promueve es la de la muerte, no hay otra”. “Hablan de miles y miles de vidas que se van a salvar. Y las miles y miles que no van a poder iniciar siquiera, ¿qué va a pasar con ellas? ¿O tenemos que pensar que ese ser que está naciendo no es persona?”, se preguntó, y expresó: “He defendido los derechos de las mujeres, me siento identificada con esta lucha, pero no me considero más mujer por tener el derecho de quitarle la vida a alguien”.

POR SU PARTE, LA PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE FAMILIA, ALEJANDRA MARTÍNEZ (UCR) DESTACÓ QUE “ESTO SE TRATA DE UNA PROBLEMÁTICA DE SALUD PÚBLICA” Y QUE “LA RESPUESTA PENAL HA FRACASADO EN NUESTRO PAÍS”. PRECISÓ QUE “OCHO DE CADA 10 EMBARAZOS SON NO INTENCIONALES, Y EN UN NÚMERO MUY IMPORTANTE SON VIOLACIONES”.

Por su parte, la titular de la Comisión de Salud, Carmen Polledo (Pro), fundamentó el rechazo al explicar que “legalizar el aborto no es el único camino a tomar para evitar muertes de las mujeres”. “Disponer de nuestro cuerpo no puede implicar el daño al cuerpo de otros. El niño que crece en el vientre de cada una de nosotras tiene también derecho a expresarse, pero si no le damos vida no puede expresarse”, apuntó.

Desde el kirchnerismo, Mónica Macha -una de las primeras cuatro firmantes del proyecto- sostuvo que “no importa lo que hacemos nosotros ni lo que creemos religiosamente; sí importa que esto implica la muerte de muchísimas mujeres en la Argentina todos los años, y que de no legalizar el aborto esas muertes se van a seguir produciendo”.

Agregó que “importa también que nos podamos ubicar como un Estado laico, que es lo que somos, y entonces pensar que las distintas creencias religiosas son parte de nuestra cultura y para muchas personas pueden ser discurso e instituciones fundamentales, pero no lo son para todos y para todas”.

Hubo algunos discursos que levantaron polémica, como el del jefe del bloque macrista, Nicolás Massot. “Nunca en democracia nos animamos a tanto”, planteó, y la camporista Mayra Mendoza le respondió: “Porque vos sos la dictadura”. El diputado oficialista la cruzó: “Tampoco en ese momento, Mayra, nos animamos a tanto”.

“¿Qué esto de que (el aborto) ocurre igual, a qué nos estamos refiriendo, qué pasa con lo que ocurre igual?”, inquirió Massot, para concluir que el proyecto en tratamiento esconde “la renuncia de la política, del Estado”.

Del lado de los antiabortistas, otra de las legisladoras que desató murmullos fue la radical Estela Regidor, quien comparó la situación de las mujeres con la de los animales. “Yo soy protectora de animales, y seguramente muchos de ustedes tendrán en sus casas mascotas… ¿Qué pasa cuando nuestra perrita se nos queda embarazada? No la llevamos al veterinario para que aborte… Inmediatamente salimos a buscar a quién regalarle los perritos”, lanzó.

La pelota ahora pasó al Senado, donde los cálculos preliminares arrojan una tendencia en contra. Con el devenir del Mundial de Rusia, la Cámara alta podría tomarse su tiempo para iniciar el debate.

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