Opinión: ¿Carne o porotos?

Por Roberto Feletti, secretario de Hacienda de La Matanza, miembro del Instituto Independencia y ex secretario  de Política Económica y Planificación del Desarrollo de la Nación Argentina

El Presidente Macri anunció la apertura del mercado de exportación de carne a China, como un logro más de su Gobierno.

Desde la década del 40, el 80% de la faena de reses vacunas se destina al mercado interno y el 20% restante al mercado externo.

En la década del 30, el socialista Juan B. Justo recomendaba a los obreros comer guiso de porotos nutritivos porque la carne debía ser exportada para superar la crisis.

En la década del 40, un coronel, acusado de fascista por los socialistas, logró que todos los argentinos y argentinas comieran carne cotidianamente. La costumbre de comer carne a diario perduró, con altibajos, durante 70 años hasta el 2015.

La carne se comercializa por media res cortada longitudinalmente, de modo que en todo el país, aún en las barriadas humildes, se comen los cortes más apreciados del cuarto trasero del animal y la dieta cárnica se complementa con los cortes menos favorecidos, pero igualmente proteicos, del cuarto delantero.

LA MEDIA RES EN CORTE LONGITUDINAL ES UN EMBLEMA DE LA DEMOCRACIA SOCIAL ARGENTINA, tanto como la Universidad gratuita y de acceso masivo o el sistema de Hospitales Públicos.

El 20 % de la carne faenada que se destina al mercado externo comprende los cortes seleccionados “Premium” orientados al paladar acomodado de la Unión Europea, en el marco de la “cuota Hilton”.

Abastecer de carne al mercado de China, un país de 1.300 millones de habitantes, que consumen en forma masiva sin segmentación, implica que en un par de años la carne desaparecerá de la mesa de los argentinos.

¿Vendrá el radicalismo “amarillo” con su barniz republicano a explicarnos la conveniencia de consumir porotos porque la carne es un resabio fascista de Perón?

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